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¿POR QUÉ NO HA LLEGADO MI PRÍNCIPE AZUL ?

«Y entonces, el príncipe llegó a rescatar a la princesa, le dio su primer beso de amor verdadero, se casaron y fueron felices para siempre» … ¿Para siempre? ¿Así de la nada sin conocerse antes, ni sus nombres? ¿Ni un cafecito previo? ¿Cómo supieron si eran compatibles? ¿Se puede estar con alguien para toda la vida sin haberle conocido antes? Walt Disney sin duda educó a varias generaciones con este ideal de la princesa vulnerable y en peligro, que necesita ser rescatada por el valiente y guapo príncipe azul y casi casi de la nada, ya son el uno para el otro…pues ¿qué creen? Eso ha llevado a muchas personas al sufrimiento, a la frustración y a sentirse que no hay nadie en el mundo para ellas, porque la realidad es otra.

 

Conozco muy, pero muy pocas mujeres a las que esta fórmula sí les funcionó: ellas princesas de sus papis, llegó su macho alfa, pelo en pecho y buen proveedor que las sacó de ese castillo para llevárselas a otro y, aparentemente, son felices. No sé si para siempre, pero hoy refieren sí serlo. Sin embargo, está el otro 99% de mujeres (y tal vez hombres) a los que no les ha funcionado así y están perdidas en su fantasía de que así sea y no hacen contacto con la realidad.

Les hablo del malévolo «amor romántico», que no debe de confundirse con el romanticismo, el cual nos ha hecho creer que somos seres incompletos, una media naranja que, a fuerza, necesita encontrar su otra mitad para ser feliz, dignos de pertenecer a la comunidad y garantía de felicidad eterna. Y esa otra mitad tendrá que ser guapo o guapa, excelente amante, buen proveedor o excelente ama de casa, buen padre o madre, será fiel hasta la muerte y cumplirá caprichos de cualquier tipo… ¿a poco no les suena un tanto ilógico?

 

 

Se tiene la falsa creencia de que entre más se sufra (tipo Cenicienta), se sacrifique o se aguante a la pareja, se es más digno o digna de merecer su amor, se compromete a la pareja a corresponder ese «amor» que se cree que se está dando. No sé quién nos dijo que el amor tiene que doler, que es incondicional y que todo lo puede, cuando nos deberíamos de dar cuenta de que el amor es un intercambio, no que solo dé una persona hasta quedarse vacía; que el amor es una decisión, no un sentimiento.

¿A qué me refiero? A que el enamoramiento es emoción pura, estamos con la dopamina hasta las nubes, sentimos mariposas en el estómago, la pareja nos provoca nervios; ahora con las redes sociales estamos al pendiente de los mensajes, si me contesta, si no me contesta, si se tarda, si me leyó y no me contestó, creemos que es la mejor persona en muchas cosas y en varios aspectos, les «colgamos milagritos» y hay cosas que tal vez no nos puedan encantar, pero que dejamos pasar (muchas veces erróneamente) por no dejar de estar con esa persona, para continuar teniendo esta carga de adrenalina o porque por fin ya tenemos una pareja para presumir en sociedad, para sentir que pertenecemos.

 

 

El amor, por el contrario, es una decisión porque ya  pasó la etapa del enamoramiento, ya se reconoce y se acepta que la pareja no es el ser perfecto que se pensaba al principio, nuestro plan de vida puede ser similar, se le conoce de buenas, de malas, al despertar, al dormir; si surge alguna discusión, de verdad se tiene el interés de solucionarlo, de hablarlo y de poder llegar a un acuerdo. Lamentablemente, muchas parejas actualmente están decidiendo casarse durante el enamoramiento y no cuando de verdad se conoce a la pareja tal cual es, cuando se aceptan sus defectos, virtudes, pasado, etc.

No quiero dejar de mencionar que la etapa de enamoramiento puede ser muy linda, sin embargo, hay que estar en conciencia de que será pasajero, afortunadamente, ya que, de permanecer en este estado, no seríamos capaces de tomar decisiones, saldríamos a la calle y nos podría atropellar un auto o perder nuestro trabajo por bajo rendimiento o las personas que son adictas a esta etapa y que, en cuanto se termina, cambian de pareja para volver a comenzar el ciclo.

Este amor romántico nos hace creer que la otra persona será la solución a nuestros problemas o peor aún, si estamos hablando de un macho alfa, que tenga amplio gusto por las mujeres o de actitud rebelde, la mujer cree que cuando se casen, cambiará y dejará sus vicios o que él quedará totalmente prendado de ella y de repente será el mejor esposo, dejará a las otras mujeres y solo tendrá ojos para ella, será el mejor amante y él sabrá cómo y dónde tocarla para hacerle sentir los mejores orgasmos de su vida. Y esto nos lo vino a reforzar cierta película de «sombras», donde el codiciado soltero, guapo, millonario y seductor, conoce a una sencilla joven y que él termina por dejar esa vida de excesos y lujuria para casarse con ella y serle fiel.  

Sabiendo esto y para medir un poco en qué anda tu relación o tener como referencia para las siguientes, puedes tomar las siguientes características:

  • Estás bien, en paz y no estás en ansiedad.
  • Que una constante en la relación sea construcción y no destrucción.
  • Que haya diversión, buena sexualidad/intimidad, admiración y reconocimiento.
  • Que la presencia de tu pareja te enriquezca, que te abra puertas y no te las cierre, que sea un mundo de posibilidades.

 

 

Y para concluir, te dejo algunas preguntas con las que puedes empezar a reflexionar sobre tu concepto de amor:

  • ¿Cómo sabes si de verdad sabes amar?
  • ¿Si tu pareja, no fuera tu pareja, le elegirías como amiga o amigo?
  • ¿Le has preguntado si siente que la/lo amas?
  • ¿Crees que él o ella te tendría como amiga o amigo?

Y si sientes que necesitas ayuda, siempre podrás encontrarla con un profesional de la salud emocional.