Saber de fotografía y dedicarse de lleno a ella es una fortuna. Considero que es un trabajo muy noble que nos hace crecer de muchas formas y nos permite desarrollar habilidades en las que nunca dejamos de aprender; el conocimiento técnico que vamos adquiriendo, desarrollamos un ojo, nuestra creatividad, un estilo. Pero además la fotografía tiene muchos géneros y dependiendo del que hagamos o los que hagamos el desarrollo que adquirimos varía y nos mueve a contextos muy distintos. Así, como fotógrafos, podemos entrar a diferentes medios como el del arte, al documental, periodismo, social, retrato por encargo, comercial, arquitectura, paisaje, naturaleza y cada género es una nueva oportunidad de conocimiento y crecimiento, además de por supuesto ser un nuevo posible ingreso. Y en cada uno tenemos nuevas experiencias y diferentes vertientes y posibilidades. Por si fuera poco, la fotografía es un trabajo que nos llena de satisfacciones, el resultado de nuestro esfuerzo queda plasmado para siempre y la mayoría de las veces no sólo es una satisfacción personal, puede ser una reflexión para los demás, un recuerdo, una forma de promoción, de venta, registro, etc. Cada fotografía que hacemos es única y tiene una historia, nos permite movernos, no estar sentados todo el tiempo con un horario fijo como en un trabajo de oficina, nos permite incluso viajar, conocer diferentes personas, mostrar nuestra personalidad y estilo e incluso opinión, nos da voz a pesar de ser sólo imagen y nos da acceso a diferentes puertas que estarían cerradas para nosotros, desde literal la casa de un cliente, hasta lugares restringidos excepto para especialistas, o en el caso del documental nos permite entrar a lugares donde probablemente estaría prohibido acceder, por ejemplo como fotógrafa me ha tocado hacer documental en billares donde no entran mujeres, la cocina en los preparativos de alguna fiesta, fábricas, empresas desarrollando un nuevo producto, etc, también gracias a ella he conocido personas importantes o celebridades y he podido platicar con ellos de manera más íntima que las demás personas. Por todo esto digo que la fotografía es un trabajo muy noble y una gran fortuna. Y precisamente por esa razón me parece importante devolver al mundo parte de esa fortuna que tenemos.
Considero que como fotógrafos tenemos la responsabilidad de usar nuestro trabajo también para buenas causas. Creo firmemente que quienes nos dedicamos a la fotografía y sobresalimos con algún premio o reconocimiento, nunca la vemos como un trabajo, nunca estamos satisfechos con el resultado y la pensamos siempre como un aprendizaje y una exploración de nuestro interior y del mundo, siempre con nuevas posibilidades. El considerar nuestro trabajo precisamente así, no sólo como un trabajo, es lo que nos va a permitir explotar el potencial de la fotografía en beneficio no sólo de nosotros.
Pero, ¿qué es exactamente lo que podemos hacer? No solamente debe existir el compromiso de devolver la confianza a quien te contrata o te permite hacer una foto. Quien hace documental, por ejemplo, debe llevar a la comunidad de vuelta las fotos que le permitieron hacer, quien tiene el encargo de un evento debe tener cada momento especial plasmado en una buena imagen, esos serían parte de las responsabilidades que tenemos, pero podemos ir más allá siempre. Tomemos en cuenta que para mucha gente contar con fotografías es un lujo y más que un recuerdo, es testimonio de vida y registro. Para poner nuestro granito de arena en el mundo y hacer una diferencia, las posibilidades son tan variadas igual que los géneros en fotografía, el crecimiento creativo que podamos tener nos permitirá usarlo también para todas las buenas causas que podamos explorar.
Tengamos claro que la imagen es poderosa, especialmente en estos tiempos, pensemos en la frase “una imagen dice más que mil palabras”, el lenguaje visual tiene más fuerza que nunca y probablemente se leen más imágenes que textos. Aprovechemos esta característica para conseguir llegar a donde las palabras y las letras no llegan.
Además, la imagen tiene un poder curativo en sí mismo, alimenta al alma, no sólo cuando se considera arte, también quienes hacemos retrato sabemos el poder de una imagen y lo que puede significar para una persona. Más allá de un recuerdo es testimonio de vida, puede cambiar perspectivas, promueve el conocimiento de uno mismo, el bienestar, mejorar las relaciones familiares y sociales, ayuda al alma, a la autoestima, incluso a superar discapacidades y cumplir sueños que quedan plasmados como una verdad que cobra sentido cada vez que se mira. Por eso, hoy en día, se habla de una fotografía terapéutica.
El lenguaje de la fotografía es tan flexible que cruza fronteras. Desde lo personal para generar cambios positivos a lo social para mejorar bienestar describiendo realidades, compartiendo perspectivas, aumentando el conocimiento de los problemas sociales, crear identidad para fortalecer comunidades, denunciar injusticias, haciendo campañas o publicidad para una buena causa, etc.
También, cuando se trata de naturaleza y medio ambiente, la cámara puede ser una gran herramienta para denunciar las agresiones a nuestro mundo o para difundir los lugares o ecosistemas que merecen ser cuidados.
Compartir conocimiento dando clases, cursos y talleres también siempre es devolver a la sociedad, es otra manera en la que de por sí los que tenemos conocimientos debemos estar comprometidos. Muchos fotógrafos aprovechamos este conocimiento para cobrarlo al dar este tipo de servicios. Pero igualmente podemos llevarlo más allá y dar una opción a personas que no fácilmente pueden tener una cámara o pagar un curso de fotografía. Desde compartir conocimientos en redes con tutoriales, escribir en revistas, hasta involucrarse en proyectos de ONGS o asociaciones para enseñar fotografía a niños en comunidades, dándoles una herramienta de conocimiento o impulsarlos a exponer su visión. Hay muchas opciones para ayudar mediante la transmisión de conocimiento. Una de ellas es justamente Somos Fotógrafas, un proyecto en el que no solo podemos difundir conocimiento, sino que además buscamos ayudar al mundo.
Para cualquier proyecto en el que queramos ayudar, necesitamos tener un buen lenguaje y análisis visual además de conocimiento del tema y una postura clara que sepamos defender. Lo importante es actuar y hacer algo para la sociedad, ya sea desde el arte, fotografía terapéutica, enseñanza, difundir una causa o denunciar injusticas.
Tener un compromiso social también tiene ventajas en tu negocio, y aunque no debería ser la razón para actuar y ayudar a cambiar el mundo, cada vez hay más conciencia de preferir empresas socialmente responsables y para muchos clientes, el hecho de saber que además de pagar un servicio están colaborando en el bienestar social o alguna buena causa tendrá prioridad y preferencia sobre otros servicios. Incluso puedes hacer promociones para apoyar y destinar parte del ingreso para colaborar en una ONG o asociación con una buena causa existente, o en un proyecto que consideres importante y necesario en nuestro mundo, así también ayudas a ayudar y muchas personas pueden sumarse a iniciativas que cambian el mundo. La satisfacción de ayudar ampliará la fortuna de nuestra profesión y mientras más apoyemos buenas causas, mayor diferencia y beneficio para todos habrá en nuestro mundo. Dejemos huella con imágenes que salven al mundo y beneficien e inspiren a nuestra sociedad.

Licenciada en antropología, fotógrafa autodidacta y empresaria. Obtuvo los premios: Premio Diosa de la Luz categoría Glamour por trayectoria y portafolio, primer lugar en el concurso del Salón de la Foto Guadalajara; reconocimientos del periódico La Unión de Morelos y Mujeres Empresarias como fotógrafa y directora de portadas; tercer lugar en el concurso Temas en Imágenes de la revista Temas Antropológicos de la Universidad de Yucatán. Su trabajo se seleccionó en revistas especializadas de fotografía como Cuartoscuro®, Fotozoom® y PHOTO®. Participó en exposiciones colectivas en México y realizó cuatro individuales, dos en México y dos en Francia. Fue profesora de fotografía de nivel medio y superior y tallerista de retrato fotográfico. Presentó ponencias de antropología social en el INAH. Es coeditora de la revista Consentidos. En 2007 fundó la empresa de servicios fotográficos CF Studio, donde es directora y fotógrafa. Su trabajo actual como artista se enfoca en establecer reflexiones en torno a las relaciones y percepciones humanas desde un punto de vista antropológico.