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FOTOGRAFÍA DE BODAS EN LA PLAYA

    
Por: Silvia Marchetti
Te has estado preparando para el gran día. Conociste a los novios un par de  días antes. Son adorables y cariñosos. Tomaron un café juntos e hicieron unas tomas en una sesión en la playa para que vayas midiendo como responden a tu ojo e indicaciones, y al mismo tiempo ofrecerles un recuerdo de los días previos a su boda.

Haces ahora un recuento del equipo; tienes las baterías cargadas y pilas extras para el flash, cuerpos y lentes indispensables, las pantallas reflectoras y los paraguas: uno chico y otro tamaño caguama por las dudas. Revisas de nuevo el reporte meteorológico. Te pones de acuerdo con tu ayudante para definir los ángulos y las tomas que hará cada uno, todo está listo. Llegas con tiempo suficiente para ver el lugar, platicar con los novios, con los papás de los novios y hasta con los amigos cercanos de los novios, y empiezas a hacer tus primeras tomas. En la playa todo es más relajado… dicen.

Ser fotógrafa en bodas de playa significa tener el temple para estar lista para cualquier cambio de planes de ultimo minuto. Significa que tienes que conocer bien tu equipo así como el manejo de la luz bajo cualquier circunstancia. Puede ser que todo esté planeado para que la ceremonia se desarrolle en una bella tarde soleada a 34 grados centígrados y que debido a las inclemencias del tiempo, de pronto se avecine una tormenta y en el último minuto se decida hacerla dentro de un salón o debajo de una palapa.

Si tienes suerte, a los novios lo que menos les importa es dónde se celebrará el “ritual”, ya que ellos se encuentran felices disfrutando su momento y esa armonía se propaga a todos los asistentes. Si, por el contrario, el ambiente parece enrarecerse a la par que el cielo, te toca poner doble empeño para que olviden esos “pequeños” detalles y hacerla hasta de bufón un poco para alegrarles el momento y que los protagonistas sobretodo salgan lo más relajados posible.

Para unas tomas espontáneas y cargadas de sentimiento, lo esencial es que te guste la improvisación, que dejes que todo fluya de manera natural sin interrumpir en la medida de lo posible la cadencia de la ceremonia y de sus protagonistas y que aproveches el paisaje en todo su esplendor, poniendo al máximo el uso de la creatividad para no limitarte a la playa y el mar. Hay muchos elementos interesantes y detalles en los lugares de playa que puedes aprovechar para enriquecer tus tomas: piedras, maderas, caracoles, plantas y árboles, fauna local que puede aparecer, etc. Debes tener cuidado con tu equipo, ya que es fácil que la arena entre a la cámara, por lo que, de preferencia, hay que tratar de no cambiar objetivos por lo menos en la intemperie, así que si puedes llevar dos cámaras es mucho mejor.

¡Lista para la acción!
Para ser fotógrafa de bodas en la playa, necesitas hoy en día ser un tipo de Lara Croft, ya que las posibilidades llegan hasta donde la imaginación lo permita; bodas sobre el agua, bodas bajo el agua, ceremonias espirituales del tipo que sea: maya, huichol, yogui, etc., bodas con delfines, bodas en un barco, bodas en haciendas, bodas en la jungla, y no olvidemos los ya famosos “trash the dress” en los bellísimos cenotes de la Riviera Maya (donde yo resido)… ¡todo se vale!

Aprenderás muchísimo y la convivencia con todo tipo de culturas, ideologías y religiones abrirá tu mundo a la observación y al conocimiento de las personas ya que de entrada, tanto quienes deciden realizar su boda en la playa como los invitados que asisten, son gente con un espíritu más soñador y aventurero de lo normal, así que podrás disfrutar junto con ellos de verdaderos momentos mágicos.

Para empezar a trabajar como fotógrafa de bodas, el camino no es fácil. Hay mucha competencia pero a la vez muchísima demanda, especialmente en la zona de Cancún y la Riviera Maya, el lugar por excelencia en México para celebrar bodas en playa. Existen compañías establecidas como concesionarias dentro de los hoteles que tienen prioridad sobre los fotógrafos independientes, por lo que para una pareja será más costoso contratar a un fotógrafo externo, reduciendo así las posibilidades de colocarte, pero no es imposible. El mejor canal es a través de organizadores de bodas, que hay muchísimos. Ellos pueden tenerte en su cartera y si ofreces un servicio de calidad y se acomodan contigo, seguramente te tendrán en consideración para muchos de sus eventos.

Existen muchos fotógrafos reconocidos a nivel internacional que cuentan también con un equipo extenso de trabajo ya que tienen muchísima demanda y eventualmente requieren ampliar o renovar su personal. En estas condiciones, estarás trabajando siempre bajo el nombre comercial de otra persona pero con las ventajas que aprenderás muchísimo y nunca te faltará trabajo.
Así que ya sea de manera independiente, o bajo el cobijo de una marca empresarial, prepárate para quitarte las zapatillas y sentir la delicia de caminar descalzo en la arena haciendo magia con tu lente… muy pocos son los que tienen el privilegio de trabajar así.