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¿POR QUÉ TODA MUJER DEBERÍA DE HACERSE UN BOUDOIR?

Eran las once de la mañana, estaba nerviosa, en el fondo se oía una música suave y cadenciosa, le dí un sorbo a la mimosa, respiré hondo, sentí la bata deslizarse por mis piernas cayendo al suelo…

No, esto no es un cuento erótico, sino la narración de cómo comenzó mi sesión de fotos. Esta vez yo no era la fotógrafa, sino el sujeto, vulnerable y semidesnudo, que al posar frente a la cámara, no sólo se desvaneció mi ropa, sino también mis miedos e inseguridades.

Todo comenzó en mi cabeza, como un experimento, no sabía que esperar realmente, y lo que me dejó toda esta experiencia fue mucho más de lo que hubiera imaginado.

Soy una mujer bastante común diría yo, sin ningún atributo extraordinario. No tengo un cuerpazo, no estoy en mis veintes… y digamos que la celulitis, los embarazos y alguno que otro vicio han dejado huella en mi cuerpo ya de por sí imperfecto.

Pensándolo bien, creo que nadie tiene el cuerpo perfecto, o el cuerpo que uno idealiza como perfecto. He conocido mujeres hermosas que no paran de hablar de todas las imperfecciones que tienen y lo que les gustaría cambiar, mientras yo en mi cabeza pienso: “no sabe de lo que habla, tiene una cara preciosa y un cuerpo de bikini envidiable”.

Y es aquí donde entra la fotografía, y una de las razones por las cuales la amo tanto. La fotografía, nos brinda la oportunidad de usarla como herramienta y empoderar a cualquiera que viva esta experiencia.

Lejos de ser un artículo para obsequiar a tu pareja, es un regalo que te haces a ti misma. Hacerte una sesión de boudoir no sólo es posar en ropa íntima, es desnudar tu alma y mostrarte como eres.

Es quitar ese miedo que muchas tenemos a ser bonitas, y ¿por qué no? a ser sensuales.

No se trata de convertirte en un objeto sexual, sino todo lo contrario. Es empoderarte, es saberte capaz en primer lugar de hacer algo que probablemente nunca hubieras pensado que harías., es saberte bonita, sexy, saber que puedes vestir cualquier cosa, es saberte capaz de hacer lo que quieras, y que el mundo está a tus pies, listo para que vayas y lo conquistes!

Cuando vi el resultado, no lo podía creer, era yo, ahí, tal cual… (ok, con algo de producción) pero esa definitivamente era mi sonrisa, mis ojos, mi cuerpo, era yo enterita… la misma que a veces reniega de sus lonjas y su flacidez; ¡era yo! Nadie más. Definitivamente me hizo quererme más a mí misma con todo y defectos, porque lo que ví en las imágenes era el conjunto de toda yo, eso que nos hace ser únicos y especiales.

No hay mejor momento como el ahora, si esperas a bajar esos kilos, o a ir al gym todo un año para hacerte tus fotos, probablemente nunca lo harás. A veces, lo mejor es no pensar las cosas demasiado y simplemente hacerlo! El resultado te sorprenderá.

Si ya te decidiste, recuerda:

Antes de que tengas esta maravillosa vivencia, asegúrate de contratar a un fotógrafo especializado en el ramo. Revisa su trabajo, el cúal debería de inspirarte y llamarte la atención. Haz una cita con él o ella, conócelo, platica… es muy importante que te genere confianza y te haga sentir a gusto, puesto que estás a punto de vivir algo que requiere total confianza y un nivel de intimidad que no le das a cualquiera.

Y por último pero no menos importante, planea tu sesión: el lugar ideal para ti, la ropa, el maquillaje, peinado, la música que quieres oír, inclusive lo que vas a tomar… todo es parte de la experiencia de consentirte y ser la reina.

Me hice estas fotos al principio del segundo trimestre de mi segundo embarazo, no me sentía linda y mucho menos sexy, pero ahora que las veo, pienso solo en cosas lindas sobre mí, y agradezco a la Diana del pasado por haberse lanzado y haber vivido esta experiencia padrísima.   

Entonces, ¿te animas?