Hace algunos días fui con mi esposo, con quien comparto profesión y gusto por la fotografía, de paseo a Zacualpan de Amilpas para ver y hacer foto documental de la fiesta de Mojigangas. Nos resultó el día un poco complicado porque no estábamos seguros de por dónde pasaba el desfile, la dinámica y además era un día lluvioso. Mi esposo, sin dudarlo, cuando comenzó el desfile, se metió entre la multitud y a medio desfile se puso a hacer fotos, yo me quedé entre la gente más bien “cazando” fotos, un poco frustrada, pero sin animarme a pasar delante de las personas, y menos porque cuando me acercaba mucho me reclamaban que no me adelantara, y no me imaginaba yo misma estar corriendo como lo veía hacerlo, ni aunque me animaba de lejos a acompañarlo. ¿A qué se debía que lo dejaron pasar sin problema y a mi no? ¿por qué no me animé a aventurarme igual? ¿por qué no tuvo el mismo significado para la gente traer una cámara como hombre que como mujer? Al final considero que mi esposo salió con mejores fotos, y le dije: «es que tú tienes más ventajas como fotógrafo de documental», pero no solo es porque la gente acepta más que un hombre vaya corriendo en zonas restringidas con una cámara, aunque en parte si, yo no me animé porque no va conmigo hacer lo mismo, mi propia personalidad no es así, mi manera de hacer foto tampoco, aunque quisiera. Y es que cada uno tiene en su forma de ser,elementos distintos que en algunos casos van mejor que en otros, por eso mucha gente nos dice que hacemos buen equipo, porque cada uno es mejor en algunas cosas que en otras, pero no solo en cuanto a habilidad como fotógrafos, sino en personalidad. Por ejemplo, yo soy una persona a la que le gusta planear con anticipación, ser creativa y dirigir, mi esposo es más espontáneo y no le gusta mucho dirigir, tiene mucho ojo para resolver al momento, tiene más fuerza y esto se refleja en nuestro portafolio y a la hora de interactuar con los clientes en retrato o con las personas en documental. En un trabajo en conjunto lo normal para los dos es que yo planee, dirija e interactúe con el cliente y el realice el shooting. Toda esta situación nos llevó a hacer una reflexión que va más allá del género; no se limita porque es mujer o porque es hombre, va más allá y es algo que he venido pensando desde hace tiempo, la importancia de la personalidad. Tal vez no logré las mejores fotos en las Mojigangas, pero sí estoy satisfecha y tengo claro que los limites para no aventarme los puse yo misma.


Como antropóloga he aprendido que la manera de entrar a cualquier comunidad depende de tu propia personalidad. No hay una fórmula que te permita ser aceptado por la gente, pero mantenerte autentico y tener claro quién eres, lo que estás haciendo, las razones de estar ahí y cómo comunicarlo, será el primer paso para integrarte.
Todo lo que te constituye como persona (edad, género, medio social, conocimientos, etc.) y tu personalidad serán claves para abrirte o cerrarte las puertas en ciertos espacios. Igualmente, como fotógrafa, he aprendido que la situación es la misma, el trabajo depende no solamente de tu conocimiento y habilidades como fotógrafo, también tu forma de ser, tus habilidades sociales, tu seguridad y quién eres influirá mucho en el trabajo, sobre todo en retrato o documental, ya que el trabajo es con otras personas.

Debido a que nuestro trabajo como fotógrafos depende en gran medida de la interacción con otras personas, lo que nos abrirá o cerrará las puertas en un lugar o con un cliente será en primer lugar nuestra actitud como persona, desde ser hombre o mujer para quedar descartado en ciertos ámbitos, no me refiero a una discriminación de quien contrata, más bien se trata por ejemplo, si hablamos de una sesión muy íntima como es el boudoir para una mujer, es muy probable que el hecho de que sea una fotógrafa haga sentir más cómoda a la clienta o en el caso de tratarse de fotografía documental puede ser que si tenemos que entrar a un billar o cantina, de entrada el acceso sea negado por ser fotógrafa o mucho más incómodo que si se trata de un fotógrafo, pero obviamente, el género no es el único valor importante y por supuesto, cada rasgo de nuestra personalidad no es determinante por sí solo, hay muchas más variables en una persona, todo el conjunto hará la diferencia, y por supuesto que también es cierto que el más importante será el de trabajo: portafolio, trayectoria, manejo de la cámara, etc.


Mientras más conocimiento tenemos de nosotros mismos, mientras más conocemos nuestra personalidad, y si tenemos claro el valor de cada rasgo, más seguridad tendremos, y esto nos ayudará no solo a desarrollar mucho mejor nuestro trabajo, también nos ayudará a compensar e incluso eliminar cualquier desventaja que pudiera darse por algún otro rasgo. En mi caso por ejemplo, tengo claro que ser mujer me puede ayudar a crear empatía con mis clientas, además de limitarme a mostrar portafolio, haré uso de mi personalidad como mujer, mi opinión sobre la razón de un boudoir, la manera de dirigir en la sesión será muy personal y femenina también, y de eso dependerá que mi clienta se sienta cómoda o incómoda. Además de eso, haré uso de mi personalidad para crear confianza y platicar, crear un momento agradable para mi clienta, siempre desde mi perspectiva. Por eso es tan importante saber y hacer uso de todas nuestras habilidades, cada persona es diferente, cada cliente y cada fotógrafo, y por supuesto que habrá clientas que prefieran un hombre de fotógrafo porque se sientan más cómodas, les guste más el portafolio, etc. Por eso vuelvo a que es el conjunto de variables de la personalidad lo que tiene peso en nuestro trabajo, pero el autoconocimiento también hará que si eres rechazado por algún cliente, tengas claro que probablemente no es el cliente ideal para ti, sin sentirte mal o lamentarlo y es una manera de depurar clientes que se acercan a nuestras expectativas también como fotógrafos, porque ninguno quiere de cliente a alguien con quien no hacemos click, sobre todo en retrato. Si por ejemplo, simplemente le caemos mal, pues también se reflejará en las fotos. La empatía es fundamental y depende únicamente de la personalidad. No se trata de caer bien a todos los posibles clientes, sino de saber que mientras seas tú mismo, y aproveches no solo tu conocimiento y portafolio, sino también tus ventajas en cada trabajo, tendrás a los clientes que quieres tener.
Volviendo a mi otro ejemplo de la fotografía documental, el caso del billar fue algo que también viví, quería hacer fotos de documental en un billar cantina, donde no se aceptan mujeres. De entrada yo sé que, por el simple hecho de ser mujer, me negarían la entrada, pero si conozco mis limitantes, entonces es tiempo de hacer uso de otros rasgos para como decía, compensar o eliminar esta desventaja. Entonces se trata no solo de mostrar portafolio y comunicar la idea, también hay que pedir permiso a dueños, convencer, y tener un comportamiento que no sea mal visto cuando hago fotos… todo esto muy personal, por eso no hay fórmula, se depende en gran medida de la forma de ser. Hubo billares a los que entré sin problema y otros a los que no, y por supuesto dependía si me habían entendido, si les gustó la idea, quien me acompañaba o simplemente si eran muy estrictos con la entrada a mujeres. Todo dependía de mi manera de presentarme y comportarme y de quién me entrevistaba o estaba ese día.
Así que lo importante repito, es el conocimiento de uno mismo, sabiendo quién eres y lo que puedes lograr es más fácil comunicarlo y realizarlo. Además de que te permitirá cumplir cada proyecto e identificar las limitantes para que no tengas que descartar tus planes, sino encontrar la manera de trabajar lo que puedes partiendo de ti mismo. Conocerte, mantenerte fiel a ti mismo y trabajar en tu seguridad será clave para el éxito no solo en el ámbito de la fotografía sino en la vida.



Licenciada en antropología, fotógrafa autodidacta y empresaria. Obtuvo los premios: Premio Diosa de la Luz categoría Glamour por trayectoria y portafolio, primer lugar en el concurso del Salón de la Foto Guadalajara; reconocimientos del periódico La Unión de Morelos y Mujeres Empresarias como fotógrafa y directora de portadas; tercer lugar en el concurso Temas en Imágenes de la revista Temas Antropológicos de la Universidad de Yucatán. Su trabajo se seleccionó en revistas especializadas de fotografía como Cuartoscuro®, Fotozoom® y PHOTO®. Participó en exposiciones colectivas en México y realizó cuatro individuales, dos en México y dos en Francia. Fue profesora de fotografía de nivel medio y superior y tallerista de retrato fotográfico. Presentó ponencias de antropología social en el INAH. Es coeditora de la revista Consentidos. En 2007 fundó la empresa de servicios fotográficos CF Studio, donde es directora y fotógrafa. Su trabajo actual como artista se enfoca en establecer reflexiones en torno a las relaciones y percepciones humanas desde un punto de vista antropológico.