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FOTOS IMPRESAS O DIGITALES

Quién no recuerda el álbum fotográfico de la abuela o de alguna tía que con recelo guardaba en algún rinconcito de su casa, quizás un poco empolvado pero lleno de recuerdos que evocan sensaciones y remembranzas de historias de vida.

 

O cuando llegaba el momento de recoger las fotografías que dejábamos en el laboratorio y nos mataba la curiosidad para ver el resultado de nuestras tomas.

Hoy nos hemos acostumbrado a ver nuestras imágenes, siempre, en una pantalla. Y la verdad es que una fotografía no se ve igual en papel que en digital.

No sólo por la calidad de éstas sino por las sensaciones que te puede producir el hecho de tener tus fotografías físicamente en las manos, muy distinto a solamente ver imágenes en una pantalla.

La proliferación en la adquisición de los dispositivos móviles como celulares y tabletas ha disminuido en la población la intención de imprimir sus fotografías. Y esto se debe a que con la cantidad de fotografías que se pueden capturar en cuestión de segundos, la utilización de filtros divertidos y las ediciones exprés, se consiguen almacenar una gran cantidad de archivos que puede ser un poco tedioso revisar, seleccionar, descartar e imprimir.

Está probado que una fotografía que es impresa en laboratorio puede durar hasta 100 años, una de inyección de 6 tintas puede durar de 3 a 10 años, la digital respaldada en un disco duro puede durar hasta 10 años si es que antes no fue víctima de algún virus o de una inesperada limpieza en la memoria.

Lo bueno de todo esto es que existe una mayor educación visual en la sociedad y eso es algo positivo. La humanidad puede expresarse de forma más democrática utilizando las imágenes y los medios como las redes sociales que unen al mundo.

Es un momento de transición así es que probablemente los álbumes familiares pasen a la historia por su poca utilización o retomen un gran auge al ver que el material fotográfico puede desaparecer en cuestión de segundos del mundo digital.