A menudo, quienes somos mamás y fotógrafas, sentimos el deseo de capturar los mejores momentos de nuestros propios hijos llegando a convertirnos en “mamarazzis”.
Como consecuencia y después de que los pequeños nos ven todos los días con la cámara o en la computadora editando, lo menos que quieren es que nos pongamos a “trabajar” en ellos y entonces entramos en una lucha donde nosotras queremos las mejores fotos y ellos no quieren ni ver la cámara o sencillamente nos ignoran.
¿Te ha pasado? A mi si y ahora te cuento mi experiencia.
Soy la afortunada mamá de una nena de 4 años, traviesa o mejor dicho hiperactiva, jamás se está quieta y es un desastre separar la vista de ella unos minutos porque nunca sabes qué puede hacer, desde escribir en la pantalla con plumón indeleble hasta intentar cambiar objetivos a mi cámara (si, ese día fue horrible) pero no voy a negar que es mi adoración y como toda mamá “foto-cuervo”, siempre procuro incluirla en mi pasión: la fotografía.
Y fue así como foto tras foto, intenté guardar los mejores momentos, sus primeros dientes, la primera vez en el columpio, los primeros pasos… claro que es difícil también, recuerdo claramente como el grip de mi 5DMarkII se estrelló directamente contra mi frente al punto que empezó a brotar un poco de sangre, afortunadamente fue mi cabeza y no la de mi bebé pero no; eso me sucedía porque yo la acosaba. Interminables momentos de perseguirla y exigirle poses o miradas o sonrisas o ropa que ella odiaba para sacar la imagen que yo esperaba hasta que ella empezó a huir de mí y mi cámara.
Ahí hice una pausa, medité sobre mis opciones, quiero tener las mejores fotos de ella, quiero que crezca y pueda recordar su infancia al ver sus álbumes, quiero que no se avergüence cuando tenga su primer novio y quiera ver esas imágenes pero… ¿realmente quiero que sea mi modelo?
Así que empecé a considerar mis opciones y cuando le tomo fotos, es cuando ella está divertida o a veces planeamos juntas la sesión, tal es el caso de cuando cumplió 4 años que se disfrazó de maléfica y la llevé a un río donde pudo jugar con su disfraz y descubrí que esas son las mejores imágenes, donde ella es ella, sin poses y sin sonrisas y sin nada especial más que ella.
Ahora es mi aliada, con ella puedo practicar nuevos trucos, nuevas técnicas o tendencias, nuevos conocimientos de edición o hacer cosas locas y divertidas, además le doy la batuta y le permito guiarme hacia lo que ella espera ver, he aprendido infinitamente sobre cómo tratar a los clientes gracias a ella que ahora ya espera ver las fotos, se me acurruca mientras las edito y me sugiere siempre usar tonos lilas porque es su color favorito.
Así que, ahora con un poco más de experiencia, te comparto algunos trucos para tomar las mejores fotos de tus hijos:
- Juega con ellos, intégrate en sus ideas y temáticas, si quieren saltar en la cama ¡salta con ellos!, las fotos saldrán con el movimiento natural de sus ideas y jugando con ellos no solo capturas, también retomas tu infancia.
- Llévalos a algún lugar especial, aprovecha para explorar lugares nuevos, busca la hora dorada, la hora azul o experimenta con luz directa del sol, juega a contraluces y explora distintos tipos de iluminación. Ese artículo que leíste sobre el bosque de las luciérnagas podría ser el pretexto ideal de un bello viaje donde aprovecharás para posteriormente ofrecer locaciones distintas a tus clientes.
- Disfrázalos, permite que sean spiderman, la mujer maravilla, la princesa Anna o Buzz Light Year, deja que se pongan pelucas y lentes de colores, ayúdalos a escoger sombrillas, zapatos, anillos, collares, sombreros y deja que hagan sus propias combinaciones de ropa, verás que divertido resulta todo.
- Utiliza ese vestido que compraste para la boda de tu hermana donde fue paje, el traje carísimo que conseguiste para la graduación de tu sobrino. Ármate de esa ropa que jamás van a volver a usar para tener los mejores recuerdos con ella y desquitar todo el dinero que gastaste en algo que usó algunas horas.
- Deja que lleve sus peluches, el oso tierno que le regaló la abuela podría ser el mejor compañero en esas fotos.
- No temas al clima, mientras no estés en un huracán o quiera salir en traje de baño cuando estás a 5 grados bajo cero, intenta darle rienda suelta a la imaginación. Fotos bajo la lluvia, bajo la nieve, saltando en la alberca o incluso acampando, las atesorarán más porque serán los recuerdos más divertidos de su infancia.
Así que si quieres tener la mejor colección de fotos de tus hijos pero ya alucina tu cámara, intenta hacer un par de cambios y darles algo de libertad, podrían convertirse también en tus mejores modelos en menos de lo que te imaginas.
Millie Rosas.

Luisa Cecilia Rosas
Estudia la licenciatura en Biología en la Universidad Autónoma Metropolitana y realizó trabajos voluntarios en el área de fauna en el zoológico de Chapultepec, el Acuario de Veracruz y en campamento tortuguero amigos del mar A. C. Ha realizado algunos estudios sobre comportamiento y manejo de fauna silvestre en cautiverio.
En 2013 perteneció a la sociedad mexicana de fotógrafos de naturaleza donde tuvo la oportunidad de ser paisajista y comenzar poco a poco con retrato.
En 2014 empieza a aprender sobre boudoir volviéndose su único estilo fotográfico durante un tiempo, en 2015 ingresa a Fotógrafos Profesionales de la Ciudad de México donde continúa actualizándose, en 2016 se aventura a la fotografía de eventos sociales, especialmente fiestas infantiles. En 2018 trabajo para la Secretaria de Educación Pública en la Dirección General de Educación Indígena para las portadas y fotografía de interiores de los programas de estudio en lenguas indígenas de la nueva reforma educativa.
Actualmente se dedica a retrato infantil y es voluntaria en Rescate Zarigüeyal, una asociación de divulgación científica y educación ambiental en Yucatán.